16/11/09

Sobre el conflicto por el plan de gobierno "Argentina Trabaja"

El día lunes 3 de noviembre a más de un mes de que el gobierno se comprometiera a integrar desocupados independientes del PJ y sus punteros al Programa Argentina Trabaja, comenzó una medida de lucha que se llevó adelante por más de 20 organizaciones sociales y que se extendió durante dos días. La avenida 9 de julio fue paralizada para iniciar un acampe frente al Ministerio de Desarrollo Social, en busca de una respuesta a nuestros reclamos: cooperativas sin punteros.

Esta medida de lucha fue la consecuencia de varios meses en los cuales vimos frustrados nuestros intentos de acceder a un programa de trabajo que había sido anunciado para todas las personas desocupadas que quisieran incorporarse.
A pesar de los intentos de tergiversar los motivos de nuestros reclamos y de estigmatizar a los integrantes de las organizaciones sociales, tildándonos de vagos, sucios, molestos, llevados por obligación etc, nosotros nos empeñamos en difundir nuestra voz, en hacernos oir, seguros de que las familias más humildes, aún las que no están organizadas, comprenderían nuestros reclamos, porque viven día a día las mismas problemáticas.

El día martes después de una reunión con funcionarios del Ministerio de Desarrollo Social, el gobierno se comprometió finalmente, a incorporar a los desocupados y desocupadas según lo establece el programa Argentina Trabaja. Este hecho es sumamente positivo, ya que la apertura de las cooperativas sin ninguna restricción clientelar, beneficia a todos: a los integrantes de las organizaciones sociales independientes que queremos un trabajo y un ingreso digno, como a los vecinos y vecinas de los barrios (en principio bonaerenses) a los que estén destinadas las obras de mejoramiento.

Creemos que todas las personas tienen derecho a una vida digna, sana y sin restricciones de ningún tipo que impidan garantizar las necesidades básicas, pero también creemos que esos derechos, no son los mismos para todos/as, sino que se concentran y se distribuyen de manera desigual.

En esta oportunidad después de agotar las vías de diálogo, sin obtener respuestas de ningún tipo, lxs integrantes de la FOB dijimos basta y salimos a la calle a pelear por nuestros derechos junto con otras organizaciones sociales. Porque los hombres y mujeres que estamos organizados en la FOB nos dimos cuenta que muchas veces uno solo puede poco, pero muchos pueden mucho, y eso es lo que nos motiva a no resignarnos, a pelear por nuestros derechos y a luchar por un cambio social, sin esperar nada de los de arriba, discutiendo y decidiendo entre todos, construyendo desde abajo ese cambio social que creemos justo y necesario.

Algunos pensarán que nuestros justos reclamos podrían resolverse de otra forma, sin molestar, y tal vez existan aún muchas formas de lucha que nosotros desconocemos o no hemos experimentado. Lo cierto es que la paciencia se agota al darse cuenta que las puertas se cierran para muchos, que los obstáculos son difíciles de superar estando solos, que las voces de los más humildes, de los de abajo no son escuchadas o que se nos niegan derechos fundamentales para la vida. Mientras otros (los menos) deciden sobre el futuro de todos, y se engordan los bolsillos a costa de los demás.
Hay quienes tienen interés en volvernos invisibles, estigmatizando y minimizando el trabajo solidario y colectivo, que día a día hacemos en nuestros barrios, demonizando a los/as luchadores sociales cuando salimos a la calle y nos plantamos para que nos vean, para que sepan que existimos, que tenemos voz, que tenemos necesidades y tenemos propuestas. No queremos migajas, no queremos clientelismo, no nos resignamos y por eso nos organizamos desde abajo, entre todos, por el cambio social.

Yo no puedo controlarte, pero puedo reprimirte…

En todas las épocas han existido grupos más o menos organizados, más o menos radicalizados, dispuestos a luchar y resistir contra las injusticias de un sistema desigual. En todas las épocas también, los pequeños grupos que concentran el poder, han tomado 2 caminos como respuesta a esas resistencias: Control, censura e invisibilización ó represión. Los argumentos: mantener el orden social. Los verdaderos motivos: permanecer en el poder que les permite el control y el dominio sobre otros, como única garantía para aumentar sus privilegios. La dictadura del 76`, el 19 y 20 de diciembre o la masacre del Puente Pueyrredon el 26 de junio de 2002, son algunos de los más tristes e indignantes ejemplos de una forma de control y represión sistemáticas.

Hoy por hoy, no han cambiado mucho las cosas, los de abajo, los más humildes y oprimidos, resistimos a las injusticias de un sistema que intenta excluirnos cada vez más, como si pudiese borrarnos del mapa. Cuando los de abajo nos organizamos para reclamar nuestros derechos, responden con migajas, con políticas focalizadas, como si pudiesen, con un plan o una bolsa de mercadería mandarnos contentos a casa, como buenos corderos.
Intentan barrernos debajo de la alfombra, para que no nos vean, calladitos y sin molestar. Y muchas veces nos callamos, por miedo a perder lo poquito que se tiene. Pero cuando nos hartamos y luchamos a todo o nada, cuando nos juntamos y organizamos, los de arriba no pueden mirar para otro lado y se dan cuanta de que somos miles y podemos ser más. Se dan cuenta de que no los necesitamos. Entonces los atemorizados son ellos, sacan el garrote y demuestran lo que realmente son.

El lunes 3 de noviembre Anibal Fernandez declaró en la prensa que “los piqueteros éramos unos caprichosos y nos estábamos buscando una represión”.
Macri, el jefe de gobierno porteño, acusó a la Federal por inacción e incitó enérgicamente a “limpiar” la ciudad de piquetes y ordenar la protesta de otra forma.
Cabría recordar, que el concepto de limpieza de Macri es tan siniestro que dispuso una patota ilegal (la UCEP), para reprimir a personas sin vivienda y vendedores ambulantes que “afean” la ciudad. Habría que recordar también que gracias a las protestas, los cortes y movilizaciones, se logró dar difusión a un tema que se tenía deliberadamente escondido. Es así que el miércoles 4 de noviembre se logró finalmente la disolución de la UCEP, molestando a los que concentran el poder.

Pero volviendo a las declaraciones de Anibal Fernandez, es curioso que en horas de la tarde haya pronosticado los sucesos de la madrugada del lunes.
A las dos menos cuarto de la madrugada en la esquina de Bernardo de Irigoyen y Belgrano fuerzas policiales agredieron a Antonio Vega (integrante del Frente 26 de Junio), fue golpeado por más de 10 efectivos hasta terminar en el suelo. Al ver la violencia con que los compañeros eran agredidos, Pablo Solanas un integrante del FPDS se acercó a exigir que se detengan y como respuesta recibió la misma violencia con que habían agredido antes a las otras personas. En menos de 3 minutos llegaron al lugar más de una docena de patrulleros, tras corridas y disparos con balas de plomo que podrían haber finalizado en tragedia, los compañeros fueron detenidos y llevados a la comisaría nº4. El argumento: intento de robo, algo completamente absurdo si se tiene en cuenta la cantidad de personas que estábamos en el acampe y la cantidad de patrulleros que estaban custodiando la zona. Los compañeros detenidos fueron liberados en el transcurso del día y a la tarde siguiente, tanto Antonio Vega como Pablo Solanas, fueron internados en un estado físico realmente preocupante dada la cantidad de golpes recibidos, lo que demuestra el ensañamiento y la violencia de los efectivos policiales, que están “al servicio de la comunidad”.

Como si la protesta fuese un crimen, como si organizarse fuese un delito, existe toda una creencia que los políticos intentan legitimar día a día. Esa creencia que nos llega por la prensa, la radio, y la TV entre otros medios, dice que cada cual atienda sus necesidades sin molestar, que la libre circulación es más importante que el hambre de millones de familias.
¿Pero acaso hay otras alternativas? Si una persona tiene un problema y no consigue respuestas ¿A dónde recurre? ¿Tiene que esperar que otro “quiera” resolver sus problemas? Y supongamos que esta persona, sola, sin influencias, sin “poder” va a un medio de comunicación a exigir un espacio en donde alzar su voz y masificar su problema o se acerca a alguna de las muchas instituciones de las que el estado dispone ¿Quién garantiza que lo escuchen? Y si por casualidad lo escuchan y hacen eco de su caso, resuelto su problema ¿se acaban los de otras personas que sufren la misma problemática?

El hecho es que en un sistema desigual, en el que los derechos de todos no son los mismos, en el que la voz de cada cual tiene un valor distinto según el lugar que ocupe en la sociedad, los de abajo, los más humildes, aquellos a los que muchos no quieren ver, creemos en la necesidad de una cambio social, basado en la igualdad, en la lucha y en la solidaridad. Creemos en la capacidad que tenemos para construir nuestro propio destino.